Capítulo 01.
Odiaba las estúpidas luces parpadeantes que lo único que le provocaban era una fuerte jaqueca.
Odiaba esa torpe diabólica melodía repetitiva que le hacía querer arrancarse el cabello.
Odiaba la jodida nieve.
Odiaba las malditas canciones que todos tarareaban cada que podían.
Odiaba lo asqueroso del ambiente y la felicidad desbordante por todos en estas épocas.
Odiaba a las personas que sonreían sin motivo aparente.
Y por supuesto, y por si no quedó claro, Jungkook odiaba la puta Navidad.
Jungkook, un alfa de 26 años que tenía su propia empresa de creación de aromas, era una de las más importantes y buscadas de toda Corea, claramente supo utilizar muy bien el don que la madre naturaleza le obsequió, su olfato fue bendecido y lo aprovechó muy bien.
Desde que nacemos, los olores marcan nuestra vida más de lo que podemos imaginar, muchos estudios han demostrado que algunos olores generan diferentes sensaciones según la persona.
El olfato es un sentido que en muchas ocasiones se valora muy poco, pero es uno de los que puede cambiar inmediatamente nuestras emociones, desde sentirse feliz por una humeante taza de café, hasta un aroma que nos transporte a malos recuerdos.
Es por eso que es el sentido más sensible que poseemos, ya que la conexión cerebral ocurre de manera inmediata, son muchas investigaciones que denotan que son los olores, los que nos llevan a sentir o recordar momentos valiosos de nuestras vidas, esto debido a la estimulación del cerebro.
Cuando recibimos un olor, este viaja al sistema límbico del cerebro, lugar donde habita el olfato, además de la memoria y los instintos básicos. Esta zona de nuestro cerebro influye en nuestros comportamientos, aunque de manera subconsciente.
Desde que Jungkook era cachorro demostró ser un gran alfa, hogareño, imponente, atractivo, cada paso que daba derrochaba poder, era admirado por cada que le conocía, adorado por muchos omegas que buscaban una oportunidad con él y amado a pesar de su muy peculiar forma de ser.
El mundo del alfa estaba a punto de cambiar, ¿sería capaz de olerlo?
Conducía a su trabajo donde compartía mando con su mejor amigo Namjoon, un alfa que conoció desde el jardín de infantes y de ahí se hicieron inseparables hasta graduarse de la universidad, luego de eso iniciaron su propia empresa, confiados que era un mercado y tendrían total éxito.
Y así fue.
Sonó el claxon de su fino automóvil cuando un conductor estuvo a punto de golpear el lado de la puerta del copiloto.
—Idiota... —gruñó enfadado.
—Perdón, hermano, felices fiestas —respondió el otro.
—Que te jodan, maldito —masculló, irritado.
Siguió su trayecto ya con el ánimo por las nubes, suspiró siguiendo su camino.
Al llegar a la empresa divisó a un grupo de feligreses cantando villancicos, dejó caer la frente hacia delante en repetidas ocasiones haciendo que el claxon sonara y sonara.
Bufó abriendo la puerta, se acomodó su pulcro traje e intentó acomodar su rebelde cabello, al pasar por el grupo de personas les regaló una fingida sonrisa plana.
El portero abrió las puertas —Bienvenido señor Jeon.
—Buen día, Jiyong, gracias —el alfa respondió amable, se sacudió la nieve—. ¿Cómo se encuentra Jooyeon?
—Mucho mejor señor, gracias por preguntar.
—Salúdamela y dile que le mando un enorme abrazo —sonrió.
—Gracias, señor, yo le doy su recado —con un asentimiento de cabeza, Jungkook se dirigió a su oficina.
Caminó viendo el gran trabajo que todos se esforzaban haciendo en la empresa, estas épocas eran una locura total, mucha demanda y poco tiempo.
Y es que el alfa tenía un trabajo especial, gracias a su olfato desarrollado, muchos lo buscaban para que recreara diferentes olores, ya sea para recordar a un familiar, o para mezclar aromas de las parejas enlazadas o simplemente por mero gusto.
Un caso especial fue el de unas alfas que llegaron el otro día, una de ellas con olor fuerte a madera y la otra un denso olor a tequila, una de ellas pidió que se le creara una fragancia especial para oler más suave porque siempre se ha sentido como una omega encerrada en el cuerpo de una alfa.
Jungkook, encantado, accedió empezando de inmediato con la elaboración y creación que le encomendaron.
Para gustos y deseos hay diversidad de olores.
Abrió la puerta, se quitó su enorme gabardina y la bufanda que cubría su cuello, dejó todo en su debido lugar y se sentó en su cómoda silla.
Le estresaba la Navidad, era estúpido, mundano y banal, fiestas donde la hipocresía era el plato principal, a Jungkook le repugnaba la idea de amar y querer por esas fechas y a inicios del Año Nuevo seguir siendo una mierda de persona.
Ya instalado encendió su computadora y llamó a su mano derecha, Seokjin, un omega que conoció en la universidad y de inmediato se hicieron cercanos, cuando este conoció a Namjoon hubo una conexión especial de alfa y omega.
Salieron unos meses y después ambos le pidieron ser el padrino de bodas por su enlace.
—Hola, Jungkook, buenos días —saludó alegre dejando un poco de café caliente en su escritorio.
—Jin, buen día —respondió con la vista en el aparato, revisando algunos correos.
El omega se sentó en la silla frente al escritorio, el alfa dejó la computadora por un lado para prestarle atención, hasta en ese instante notó la corbata con pequeñas esferas que el omega llevaba puesta, viró los ojos.
—Gracias —dijo esbozando una sonrisa cuando destapó la cubierta del vaso, un poco de humo llegó a sus fosas nasales cuando se acercó a sentirlo, inhaló.
—Creo que te gustará —mencionó el omega, en tanto sacaba una libreta para informar sobre las diferentes actividades.
—Café natural, un toque de ron, azúcar morena y vainilla —sorbió—. Excelente elección, Jin, gracias.
—De nada, jefe —sonrió.
—Deja de llamarme así —regañó con cariño—. ¿Qué tenemos para hoy?
El omega empezó a revisar su agenda virtual —Dos pedidos especiales, de uno se está encargando Namjoon en este preciso instante y el otro es de un alfa mayor. La cita es para las 10:30, luego de eso tienes que confirmar el encargo de contenedores y estar con mi querido y muy guapo esposo por la tarde para hablar sobre las actividades referentes a estas fechas.
—Muy bien, ya empezó toda la mierda —fregó su rostro con ambas manos.
—Calma, todo saldrá bien —el omega intentó tranquilizarlo.
—Gracias, ¿qué tal el fin de semana con Jia?
—Estupendo, gracias por preguntar, mi cachorra te manda saludos y esto —le pasó un pequeño sobre color rojo lleno de brillitos.
Jungkook la tomó sonriente sacando la linda tarjeta que su pequeña ahijada le dibujó, era un retrato de él mismo sujetando la mano de la pequeña cachorra, sacó unos pinchos y la pegó junto a las otras tres que ya tenía en cartelera de recordatorios.
—Gracias, Kim.
—De nada, ahora si me permites iré a verificar que todo esté en orden, estos días son de locura.
—Anda, solo un favor más, cuando empiecen con la colgadera de esas mierdecitas brillantes, evita que esté esa puta melodía, por favor.
—Claro —se burló un poco—. Y yo que te traía un obsequio —dijo sacando una diadema con unos cuernos como de reno.
—Que te jodan Seokjin.
El omega se puso de pie carcajeándose —Ya lo hacen y muy bien —levantó las cejas de arriba hacia abajo.
—No necesito saber tus intimidades, infeliz —se rió un poco.
Luego de que el omega saliera, Jungkook continuó su trabajo hasta que unos toques llamaron su atención.
—Adelante.
—Señor Jeon, su cita llegó, ¿lo hago pasar? —su secretario habló algo ruborizado luego de asomar la cabeza por la puerta.
—Por supuesto, Jongin, gracias.
El omega cedió el pase dejando entrar a un alfa mayor, Jungkook se levantó de su asiento para darle la bienvenida, las canas pintaban su cabello y una enorme sonrisa adornaba su rostro, amable extendió su mano para saludar.
—Señor Jeon, muchas gracias por recibirme, es un placer poder conocerlo, mi nombre es Myungsoo.
—El placer es todo mío, por favor tome asiento —ambos se acomodaron en sus respectivas sillas.
—Gracias.
—Dígame, ¿en qué puedo ayudarlo? —preguntó sacando algo para anotar.
—Bueno señor Jeon necesito de su ayuda, verá... —el hombre sacó su billetera bajo la atenta mirada del alfa—. Hace algún tiempo perdí a mi omega —sonrió con tristeza sacando una fotografía de una linda mujer mayor.
—Lo siento mucho, era muy hermosa —halagó viendo a la linda mujer en el pequeño retrato.
—Gracias, era una gran mujer, mi vida entera por así decirlo porque para mí ella era más que eso —carraspeó intentado que su voz no se viera afectada—. Y por eso he venido, quiero saber si es posible recrear su aroma, mi alfa ha enfermado un poco desde que su olor se ha ido desapareciendo.
—Ya veo, haremos lo posible, ¿tiene alguna prenda de ella?
—Sí —respondió emocionado sacando una bufanda color amarillo.
Jungkook la tomó entre sus manos al frotarla, algunas partículas salieron disparadas llegando a sus fosas —Es como la primavera, fresca, un toque de coco y algo de lavanda.
—Así es —el alfa le sonrió con ojos cristalizados.
—Será todo un honor, señor Myungsoo, no se preocupe.
—Gracias, en verdad agradezco mucho, felices fiestas —el alfa salió de la oficina después de estrecharse las manos y despedirse.
El teléfono sonó, lo levantó inmediatamente atendiendo y se arrepintió cuando escuchó la voz de su madre, un lindo pero muy complicado omega.
—Hola, Jungkook.
—Hola, madre, ¿cómo estás?
—¿Cómo crees que estoy? —y ahí empezaba el drama.
—Supongo que bien, no sé.
—Pues estoy mal, porque mi adorado hijo alfa no trae a una omega a casa —dramatizó.
Jungkook se dejó caer en la silla bufando molesto, intentó que su enfado no se notara en su voz —Ya hemos hablado de ese tema.
—¡Por la luna, Jungkook! —exclamó molesto—. No es nada difícil, tienes tantas oportunidades a tu alcance y pareciera que el que no quiere eres tú.
—¿Será porque verdaderamente el que no quiere nada soy yo?
—Ese omega secretario que trabaja para ti es muy lindo.
—No me interesa, sabes que no me interesan...
El omega no dejó que terminara de hablar —Deja esa tontería, solo trae a alguien, todos intentamos que tu padre esté feliz por estas fechas.
—Ya veremos madre, saluda a todos —y sin darle más oportunidad, cortó la llamada para no seguir escuchando.
Refregó sus ojos ya con el enfado calándole los huesos, amaba a su madre, pero era tan testarudo que lo sacaba de sus casillas.
Según el omega, fue su culpa que la salud de su padre empeorara, abrió de nuevo su computadora cuando el secretario apareció de nuevo —Señor...
—Dime, Jongin —respondió sin levantar la mirada del aparato.
—Iré a almorzar, ¿desea que le traiga algo?
Jungkook levantó la vista y el omega se puso todo rojo —No gracias, buen provecho.
—Bien, le recuerdo que a las dos debe estar en videoconferencia para la aprobación de los contenedores de aroma.
—Gracias por recordármelo.
Sin más que decir y con las orejas totalmente rojas, el omega cerró la puerta para ir a su hora libre.
Jungkook se levantó de su asiento sintiendo el entesamiento de su cuerpo por la rígida posición, giró su cabeza de un lado a otro intentando disipar el estrés.
Se dejó caer en los sillones de cuero que estaban detrás de su escritorio, aflojó el nudo de su corbata buscando un cigarrillo para fumar.
A punto de encenderlo estaba cuando Seokjin entró por la puerta, sonriente como siempre —Jungkook, querido, traemos algo para comer.
—¿Traemos? —preguntó levantando la cabeza.
—Así es amigo —Namjoon entró con varias bolsas en las manos.
Seokjin venía con un vaso con agua y unas pastillas en mano —Sé que tu madre llamó.
—Gracias, Jin —las metió a su boca pasándolas con el agua.
—¿Tan jodido estuvo? —preguntó el alfa.
—Como la mierda, no fue tan intenso como otras veces, pero sigue insistiendo en que lleve un omega a casa.
—Tu madre me pone los pelos de punta —Seokjin comentó sacando su Tablet para verificar asuntos.
—Lo sé, y es jodido para papá, con todas estas fechas, lo que se viene y solo me da para odiar más este puto tiempo.
Namjoon dejó los contenedores con comida frente a cada uno —Ni que lo digas Kook.
Seokjin se paró respondiendo una llamada, el omega era especial para poner en su lugar a quienes no cumplían con su trabajo, en la empresa era muy respetado.
La jaqueca de Jungkook no mejoraba, terminó sus pendientes en el transcurso de la tarde. La noche se asomaba luego de algunas horas inspeccionando, recibiendo recados, respondiendo correos, se estiró poniéndose de pie para dirigirse a su gran ventanal con vista a la ciudad, luces parpadeantes, personas correteando felices por todos lados.
—Jodida mierda, este será un largo mes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro